La vida es un sueño, así que eres libre de hacer lo que quieras, le dice una amiga a la protagonista que está manteniendo una relación turbulenta con Neil (Ben Affleck), tirando su bolso lleno de obligaciones a la calle. ¿Pero y cuando se pasa de amar bien a amar mal? De la fusión de almas volvemos a dividirnos en dos individuos que sufren y se hacen daño. Amaros bien los unos a los otros. El amor es un deber, como dice el capellán del film protagonizado por Javier Bardem.
Con To the wonder he gozado y sufrido. Me han fascinado sus paisajes, su delicadeza por la captación de gestos y miradas, sus reflexiones. Cada plano es una fotografía bella digna de ser enmarcada. Sin embargo, la película marea debido a la rapidez de los planos, como si de un videoclip se tratara. La mitad de la pequeña sala abandonaron la proyección. También la falta de un argumento tal y como estamos acostumbrados, con hechos delimitados y asiduos, hace que la gente se aburra y no vea la película de forma contemplativa, dejándose llevar por su belleza y simbología. To the wonder es una oda a la vida, al amor terrenal y al amor divino, a la libertad y a la melancolía. No obstante, algunos tachan a Malick de pretencioso y redundante, y afirman que esta es una imitación intimista y de menos consistencia y fuerza que El árbol de la vida. Es posible pero su mensaje y esencia sigue presente en todo momento.
Los mejores momentos de la película son las espectaculares escenas del protagonista (Ben Affleck) con su pareja en el Mont Saint-Michel y la que aparece en el campo rodeado de búfalos con Rachel Adams. También hay que destacar la actriz Olga Kurylenko, que enamora al espectador por su belleza y fragilidad.
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