En pleno ‘boom’ del término mansplaining, aunque fue descrito por primera vez por Rebecca Solnit en «Men Explain Things to Me», en 2008, hay otra expresión que creo que es más significativa si cabe, que la autora Deborah Levy mencionó en una entrevista: el mansilencing, es decir, el silencio y la indiferencia de los hombres como modo de empoderamiento y autoridad frente a la mujer. El menosprecio no siempre se canaliza a través de gritos o palabras malsonantes, sino muchas veces es la falta de atención deliberada, no mirar a los ojos ni escuchar, en definitiva, provocar la inseguridad, la invisibilidad de la otra persona.
En «El coste de vivir», Levy reflexiona sobre cómo la sociedad desdibuja, oprime y sofoca a la fémina: mujeres sin nombre relegadas a ser “la mujer de” o “la madre de”, mujeres que ven cómo invaden su espacio vital o a las que ignoran y menosprecian su relato.
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