Ya no te quiero

El desprecio de Jean-Luc Godard nos muestra un amor fulminado, desgastado, despreciado. La película empieza con una preciosa declaración de amor pero a medida que va avanzando se percibe cómo crece la pasividad y el desdén, y con ello el amor se pierde por el camino. Paul, guionista 'por obligación' -ya que su pasión es la dramaturgia-, está casado con Camille (Brigitte Bardot), mecanógrafa que ya no ejerce como tal, y él la presenta al productor del nuevo film de Fritz Lang -acerca de la Odisea- en el que trabajará.

Godard traza un paralelismo entre la historia de Ulises y Penélope y la que existe entre Paul y Camille. No obstante, creo que el Ulises de la relación es Camille que, cansada del trato que recibe al ver cómo Paul la lanza en brazos de otro, cómo la desatiende y busca a otra, se va alejando de su marido para emprender su propio camino. La canción reiterativa a lo largo de la película es bellísima, sobre todo cuando se combina con las escenas flash de momentos significativos del matrimonio y su decadencia.

Fotografías: Sísifo, Notrecinema