A Si la cosa funciona, Woody Allen nos vuelve a deleitar con su cine 'clásico'. Esta película, con claras reminiscencias a Manhattan o incluso a Hannah y sus hermanas, muestra de nuevo un Allen sarcástico, mordaz e ingenioso alrededor de su temática habitual: el amor, la religión, la miseria... en definitiva, una reflexión sobre la vida. Esta visión la vemos a través de los ojos de Larry David, el actor que lleva a cabo el mismo papel que Allen en sus anteriores películas y que, en mi opinión, cumple con las expectativas.
El film nos presenta un hombre maduro hipocondríaco, maniático, engreído, poco sociable, desencantado de la vida... un hombre que ha perdido el respeto a la gente, a la vida. No obstante, en algunos momentos se vislumbra lo que se agita en su interior, como cuando se enamora de una joven o cuando opina que ya que la vida es tan desgraciada (y no tan romántica como a veces pensamos), hay que aprovechar cualquier momento para ser feliz (sin hacer daño a los demás), pero si la cosa funciona, adelante. Allen nos vuelve a conquistar con sus diálogos, sus enredos y su sabor agridulce y con final feliz... aunque esta vez el final debería ser 'infeliz' en concordancia con la filosofía del protagonista. Sin embargo, todos decimos I love you, Woody.
Fotografía: Sobre Cine
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