"Mi memoria -la propia memoria involuntaria- había perdido el amor de Albertine, pero parece existir una memoria involuntaria de los miembros, pálida y estéril imitación de la otra, que vive más tiempo, así como ciertos animales o vegetales ininteligentes viven más tiempo que el hombre. Las piernas y los brazos están llenos de recuerdos embotados. En cierta ocasión en que me había separado de Gilberte bastante temprano, me desperté en plena noche en la habitación de Tansonville y, medio dormido aún, llamé: "Albertine". No es que hubiera pensado en ella ni soñado con ella ni que la confundiese con Gilberte: es que una reminiscencia procedente de mi brazo me había hecho buscar a mi espalda el timbre, como en mi habitación de París y, al no encontrarlo, había llamado: "¡Albertine!", creyendo que mi amiga estaba acostada junto a mí, como hacía con frecuencia por las noches y nos quedábamos dormidos juntos (...)".
Fragmento extraído de El tiempo recobrado, de Marcel Proust.
1 Responses to “En busca del tiempo perdido”
Un fragmento precioso y cierto, las costumbres nos pueden jugar malas (o no) pasadas.
Un beso!
Publica un comentari a l'entrada